lunes, 23 de agosto de 2010

Arde

Esto ya no quema, me arde por dentro

miércoles, 18 de agosto de 2010

viaje a ninguna parte

Se levantó un día y decidió hacer la maleta. Pero esta vez no iba a ser una maleta corriente, como aquellas que tantas veces había tenido que hacer en sus múltiples viajes. Esta vez era una maleta de recuerdos.

Dudó si meter su corazón entre tal desbarajuste de emociones, y al final decidió introducir solamente una porción, aquella que intrínsecamente contenía la totalidad del contenido de esa peculiar maleta.

Decidió que sus recuerdos y sentimientos merecían un buen viaje, un viaje cómodo, porque el destino era muy lejano y no quería que se maltrataran sus recuerdos por el camino. Los quería íntegros, pero eso sí, muy muy lejos.

Finalmente consiguió cerrar la maleta, no sin tener que sentarse encima para que se pudiera cerrar y se dispuso a salir.

En ese momento sintió una imperiosa necesidad de llamar por teléfono. Unos simples segundos después la maleta se abría por la presión y todo su contenido se dispersaba por la habitación volviendo poco a poco a su sitio.

Lo que ella tenía todavía que descubrir es que en ese mismo momento, a 200 km de distancia otra maleta que contenía exáctamente lo mismo que la suya estaba emprendiendo un viaje a ninguna parte. Sin pasaje, sin comodidades y sin ningún tipo de remordimiento.


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