¿Y sabes por qué? Porque destruyes mi coraza.
Me haces vulnerable.
Dejas la piel expuesta y ya sabes como se comporta mi piel.
Si me arañas se hincha el surco que han dejado tus dedos.
Se pone de color blanco, y duele.
Sobre todo es eso, duele.
Si te miro ya no sé lo que veo.
Pero sé lo que no quiero ver
y no puedo dejar que consigas mostrármelo.
No de nuevo.
Deber y poder son dos verbos que se han fusionado en esa coraza
pero el querer sigue campando a sus anchas fuera de ella.
Pero no hay problema, mientras no consiga penetrar a través de ella...
no habrá problema