martes, 7 de febrero de 2012

nostalgia de primavera

Cuando no sabes qué rumbo seguir simplemente te dejas llevar.
Dejas que te muevan las palabras, los gestos, o simplemente el frío.
O dejas que estos gestos, palabras o acontecimientos meteorológicos detengan tu camino. Pero siempre con la intención de seguir caminando hacia delante, hacia el objetivo final.


Sin embargo, cuando desconoces el objetivo, o lo conoces pero decides seguir dando uno y mil rodeos, o, simplemente, cuando pesa más el miedo que cualquier otra cosa, te detienes.
Te detienes mientras todo sigue su curso, mientras el resto del mundo avanza, mientras todo sigue girando.


Vagar sin rumbo no es elegante. Detenerse y esperar tiene algo más de poético. Te permite analizar y ver más detenidamente los movimientos que te rodean. Todo se mueve, todo cambia, todo sigue teniendo vida. Permite apreciar la belleza de las cosas con una perspectiva diferente.




Detenerse nunca es malo, pero puede convertirse en un problema cuando se convierte en un modo de vida.




[gira.gira.princesa]

2 comentarios:

Sinfonía de ideas dijo...

Creo que "detenerse y esperar" no es bueno...es mejor avanzar y abrir camino, no es necesario vagar sin rumbo pues tú puedes ir marcando el camino aunque tengas desvíos inesperados de vez en cuando...pero a veces también se agradecen.

Gira princesa pero no dejes que nadie te empuje.

^^

Delirio dijo...

Yo no creo que alguna vez se camine sin rumbo. Todo conduce a algo, a veces a lo que esperas y a veces a algo totalmente inesperado. Incluso si te paras y te limitas a observar, es otra manera de marcar un rumbo. No hay que confundirlo con estancarse. Está bien detenerse un tiempo, ayuda a asimilar, a comprender y a descansar y tomar fuerzas para seguir caminando.
Pero nunca se te olvide que el camino lo haces tú. No siempre eliges hacia dónde vas, pero sí puedes elegir por dónde vas a ir.
Camina, detente, observa, y después, continúa de nuevo.